
En el barrio Belmonte de Pereira nació una amistad que el tiempo convirtió en símbolo de lealtad. Mistur y Jorge, dos jóvenes raperos, pasaron de ser conocidos a inseparables gracias a la música.
Aunque la distancia los separó cuando Jorge viajó a Chile, la conexión se mantuvo: “Hablamos todos los días, sin parar”, recuerda Mistur.
El reencuentro fue profundo: “Fue como haber perdido un brazo y volverlo a recuperar”. Más allá del arte, Jorge siempre reconoció el valor de su amigo:
“Somos de buen corazón y él me ha dado todo sin pedirle nada”. Una amistad que demuestra que el verdadero tesoro no está en lo material, sino en quien construye a tu lado.