En el barrio El Bohío, específicamente en la cancha sintética, se vive una mezcla de deporte, y algunos retos sociales. Aquí se encuentra un complejo deportivo que cuenta con varios espacios, una cancha sintética, un skate park y máquinas de ejercicio, lo que lo convierte en un lugar ideal para la recreación. Allí entrenan grupos de fútbol de distintas academias, algunos de ellos vinculados a la Liga Risaraldense, con sede en el coliseo de Dosquebradas.
Más allá del ambiente deportivo, los padres de familia manifiestan una preocupación recurrente, el consumo de drogas en estos espacios. Lina y Adriana, dos madres que acompañan a sus hijos, coinciden en que el humo de la marihuana genera incomodidad, pues los niños están expuestos a esta situación desde que ingresan al lugar. “El espacio tiene potencial, pero necesita soluciones para ser seguro”, afirman.
El Bohío representa la importancia de que los espacios públicos funcionen como escenario de recreación, formación y deporte. Sin embargo, también se evidencia la necesidad de proteger estos lugares para que cumplan con su misión, ser refugios sanos donde el deporte y la convivencia distraigan de cualquier riesgo.
