
En el barrio Cañarte, el cruce de las calles principales se ha convertido en un punto de riesgo para toda la comunidad del lugar. La vía conecta varios sectores de la ciudad y a diario transitan buses y carros, pero lo que más preocupa es la cercanía de dos colegios.
“Sí, en este barrio tenemos dos cruces que se pasan por alto con frecuencia por motociclistas y carros: la 34 con Segunda y la 34 con Tercera. En esos puntos ocurren muchos accidentes de forma continua”, afirma Diego García, habitante del sector.
A la salida de los colegios, los estudiantes caminan en grupo hacia sus casas, pero esta rutina se transforma en un riesgo por la falta de señalización y el irrespeto de algunos conductores aumentan el peligro. Las cebras y los pares están borrados, y muchos vehículos bajan la loma a alta velocidad o se saltan el pare.
Los vecinos insisten por soluciones urgentes: como reductores de velocidad, presencia constante de agentes de tránsito y pasos peatonales visibles. El objetivo no se trata solo de proteger a los estudiantes, sino que a todos los transeúntes que cruzan por el sector.