Luces estroboscópicas, cuerpos en movimiento y beats que laten como un corazón colectivo. Este fotorreportaje captura la esencia de la cultura raver: energía cruda, fugacidad y pasión. Entre destellos y sombras, cada imagen vibra con el ritmo de la noche, transportando al espectador al epicentro de la euforia electrónica.
Por: Samuel Vélez Puerta